La segunda actividad, al ser agradable, funciona como reforzador de la primera actividad o conducta, con lo cual aumenta la posibilidad de que se produzca en el futuro.
Un ejemplo sería: Cuando Raquel termine de recoger sus juguetes, podrá jugar a los disfraces, su juego favorito.
El éxito de su aplicación depende de:
- Elegir una tarea, la de refuerzo, realmente interesante para el niño.
- Que dicha actividad sólo puede realizarla después de la conducta que queremos reforzar.
- Que en un principio se practique siempre inmediatamente después de la conducta cuya frecuencia o duración deseamos que aumente.
- Posteriormente la actividad reforzante se realizará sólo de vez en cuando y con libertad pra ejercitarla en otras ocasiones.
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